Así como nuestro cuerpo, nuestra mente necesita algunas pausas para rendir correctamente en el ambiente laboral y ante causas estresantes. Te resumimos un reciente informe de ARL SURA sobre este importante tema, para tener en cuenta en tu día a día.
Las pausas cognitivas son aquellas que ayudan a descansar la mente de todo el ruido que se genera a nuestro alrededor. Y es que el tráfico, el estrés, los problemas y las cientos de cosas que debemos hacer todos los días hacen que nuestro cerebro también diga ¡para!
Y
así no lo creas, existen sencillos ejercicios que ayudan a que tu mente se aclare
y pueda funcionar mejor. Se llaman
pausas cognitivas y te ayudarán a
concentrarte mejor, a tener mayor velocidad en el pensamiento y tener una mejor
capacidad de focalización.
Así
que tómate tu tiempo y ayuda a tu cerebro a descansar, así:
Empieza
el día de manera diferente: Cuando te bañes, cierra los ojos, percibe los
olores del shampoo, del jabón, siente las texturas de los objetos a tu
alrededor.
Al
momento del desayuno: Trata de sentir el sabor de los alimentos que tomas. Así
el cerebro se relajará y tratará de enfocarse en cosas positivas.
Al
transitar por la calle: empieza a memorizar las placas de los carros y las
direcciones de las calles al revés. Así verás la capacidad que tiene tu cerebro
de acostumbrarse a nuevas formas de pensar.
En
el trabajo: Trata de cambiar el orden de los objetos de tu escritorio, o ponte
el reloj en la mano contraria. Así tu cerebro deberá pensar de manera diferente
a lo que está acostumbrado.
Cambia
de mano: Realiza tus hábitos diarios como peinarte, cepillarte los dientes,
embetunar los zapatos, etc., con la mano contraria a la que normalmente
utilizas.
Trata
de pensar siempre diferente: Actividades como las sopas de letras, sudokus,
crucigramas, etc. te ayudarán a salirte del pensamiento uniforme y a conservar
la salud del cerebro a largo plazo.
Al
momento de pensar en situaciones negativas: Cierra los ojos e imagina un cielo
azul con nubes de diferentes formas y tamaños. Imagina también un bebé
sonriente, o un paisaje que te relaje.
Concéntrate
en tu respiración: Siéntate con las manos puestas sobre los muslos. Toma aire
lentamente por la nariz y siente cómo pasa por la tráquea hasta llegar al
diafragma. Sostenlo unos segundos y siente cómo toma su camino hacia afuera por
la boca.
Fuente: sura