Quizás
todos recordamos la siguiente frase. Nuestros profesores de manejo, padres o amigos nos la repetían una y otra
vez cuando, en la juventud, intentábamos
acelerar por primera vez un vehículo “Recuerda manejar a la defensiva”. Incluso muchos aún la practican sin saber que este estilo de
manejo es más peligroso y proclive a los accidentes de tránsito.
Entonces, ¿qué hacer? Todos los días vemos conductores imprudentes, que aceleran más de la cuenta, que hacen sobrepasos peligrosos, que se cuelan en la fila o que no hacen un pare ni ponen las direccionales. La reacción común parece obvia: defenderse, gritar, insultar. Pero por más natural que parezca, esta no es la solución más acertada.
Aunque
el manejo a la defensiva es una técnica de conducción conocida en todo el
mundo, la mecánica actual del tráfico de nuestras ciudades hace que más allá de
la defensa, se apele a la prevención.
Calles colapsadas, tráfico insoportable, cambios de clima que van desde
el calor más intenso hasta las lluvias más inesperadas hacen que los recorridos
muchos conductores se hayan vuelto más pesados, lentos y difíciles y, por eso, asumen una conducta de defensa – ataque que
les genera estrés, cansancio y reacciones violentas con los demás.
Defenderse
es un acto que involucra sentirse o considerarse atacado por alguien. En el
ejercicio de la conducción (considerado como un acto peligroso por el Código
Nacional de Tránsito)
Ventajas
de la conducción preventiva
Cuando
se quita el afán de defenderse (del tráfico, de los peatones, del
motociclista, del ciclista, del taxi,
del bus, de la volqueta y demás) se pasa
a tener un tipo de conducción diferente y mucho más efectivo: la conducción
preventiva.
La
conducción preventiva se basa en una premisa fundamental “anticiparse a todo,
esperar todo, suponerlo todo”. El conductor preventivo “lee” lo que pasa en la
vía y actúa en consecuencia.
Es
así que un conductor preventivo analiza, piensa, toma decisiones concretas
basadas en su seguridad y en la de los demás agentes de la vía. Es un conductor
prudente, tolerante, respetuoso de las normas de tránsito, cortés y respetuoso
con los demás y con un control casi absoluto de de sus emociones. Es una
persona que hace de la conducción una experiencia agradable para sí mismo, que
está atento a todo lo que pasa a su alrededor,
que evita distracciones que lo puedan poner en peligro, que puede
“interpretar” las próximas maniobras
(riesgosas o no) de sus compañeros de vía.
Los
mandamientos del conductor preventivo
- Piensa seguro.
- Permanece alerta
- No conduce bajo los efectos de drogas o alcohol.
- Asume que cualquier cosa puede suceder.
- Evita la agresividad a la hora de conducir.
- Tiene en cuenta el clima a la hora de conducir y minimizar riesgos.
- Permanece tranquilo y calmado en sus recurridos.
- No toma riesgos innecesarios.
- Está atento a los alrededores.
- Vigila el estado del vehículo constantemente.
- Por eso, en este mundo moderno donde todo es caos, donde todos quieren ir más rápido, donde todos quieren cruzar al tiempo, donde todos aceleran, irrespetan, atacan, defienden, gritan, insultan, otros prefieren hacer de sus momentos de conducción una experiencia tranquila, donde el otro importa, donde se piensa antes de actuar: una actividad que no requiere defensa y ataque, sino previsión, atención y prudencia.
Fuente: sura